La Guerra Civil marca un antes y un después cuando se trata de estudiar la figura de Alberto de Palacio y Elisague, que muere en su casa de Las Arenas (Getxo, Bizkaia) el día 11 de mayo de 1939. En este blog hemos hablado de  Alberto de Palacio y el Puente Vizcaya, se ha recogido su fallecimiento, nos hemos hecho eco de la primera referencia, tras su muerte, a su trayectoria vital y su obra publicada en el semanario Fotos en 1941 con motivo de la reconstrucción del puente parcialmente volado en 1937; y hemos recordado asimismo la edición del diario ABC que conmemoraba en noviembre de 1956 el centenario del nacimiento del arquitecto con dos artículos escritos por Luis de Armiñan y por El Marqués de Desio.

Alberto de Palacio y el Puente Vizcaya son también motivo importante del número extraordinario de la revista especializada «Metalurgia y Electricidad» publicado en diciembre de 1951. El puente transbordador es el elemento principal de la ilustración de la portada de este «Número de fin de año dedicado a Vizcaya». Un puente que aparece algo forzado en el dibujo, con objeto de que pueda ser encajado en el formato vertical de la revista (y que, pido disculpas al lector por la licencia, he alargado horizontalmente para acomodarlo al formato horizontal de la imagen principal de esta entrada). Del puente cuelga un gran logotipo de la revista y, bajo él, aparece un sol naciente sobre las aguas de la ría que incorpora el guarismo del nuevo año 1952. El vehículo transbordador del puente, la barquilla, no aparece en el dibujo.

Los artículos sobre la minería y la industria vizcaína son la base del extraordinario que incorpora un texto sobre el Puente Vizcaya escrito por el director de la revista José María de Barbáchano Cayuela titulado «El famoso Puente de Vizcaya». En el texto se repiten uno tras otro los tópicos que, a fuerza de ser reproducidos una y otra vez, acabarán por conformar una realidad paralalela que en ausencia de una versión contrastada y de una biografía avalada por la investigación académica terminarán por contaminar los escritos posteriores, incluso los de analistas reconocidos como Daniel Fullaondo.

Afirmaciones erróneas

    • El primer apellido del arquitecto se escribe mal, un error no infrecuente, lo que hace que en ocasiones se le haya confundido con Antonio Palacios Ramilo.
    • La afirmación de que Alberto de Palacio era ingeniero, no es cierta, ya que únicamente tuvo la titulación de arquitecto.
    • Se refiere al puente como «Puente de Vizcaya», un nombre que nunca tuvo. En todo caso, tras el primer momento y después del cambio de accionariado, se denominó siempre «Puente Vizcaya». La preposición «de» es importante: no es lo mismo que el puente pertenezca a la provincia o territorio histórico o que el puente adquiera el nombre de dicho territorio, «Vizcaya». Por poner un ejemplo cercano en el tiempo, el crucero acorazado «Vizcaya», botado en Sestao el 8 de julio de 1891, nunca ha sido rebautizado como «crucero de Vizcaya».
    • Alberto de Palacio se trasladó a París, se asegura, para entrevistarse con el ingeniero Gustave Eiffel una afirmación repetida pero nunca documentada y muy poco verosimil, una vez conocida la relación mantenida entre de Palacio y Ferdinand Arnodin con anterioridad a la patente inicial y los primeros proyectos y conocida también la mediación posterior del notable ingeniero francés Aquille Brüll.
    • Se dice: «Por indicación de Eiffel se llevó el proyecto a su discípulo más aventajado y querido: el ingeniero Monsieur Arnodin». Arnodin (42 años en 1887) nunca fue discípulo de Eiffel (55 años en 1887) y por tanto no pudo ser ni aventajado ni querido. Bastante tenía Eiffel en esos años con ocuparse de la construcción de la torre parisina. «A los pocos meses, Arnodin se trasladó a Bilbao para inspeccionar sobre el terreno». Pues nó. Desde hace ya décadas conocemos que la patente del puente transbordador se presenta de forma simultánea por Arnodin y De Palacio en París y Bilbao.
    • Sabemos que la mayor parte de la estructura del puente se construyó en metalúrgicas francesas y los cables en las instalaciones de Arnodin en Chateauneuf-sur-Loire y, ciertamente, algunos elementos de menor responsabilidad resistente fueron construidos con hierro de las factorías de la Ría y montados por Talleres de Zorroza, luego no es cierta la afirmación:«llevándose a cabo la mayor parte de la mecanización en Talleres de Zorroza».
    • El puente no fue «inaugurado por la infanta», aunque si estuvo presente en fechas posteriores.
    • No existe fehaciencia de que Alberto de Palacio, construyera la estación de Atocha de Madrid (aunque consta que firmó el proyecto) ni de que participase en la «estructura del hermoso inmueble del Banco de España, también en la capital».
Portada de la Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

Portada de la Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

José María de Barbáchano Cayuela

Primera página de «¡Madre España!» de José María de Barbáchano.

Firma de José María de Barbáchano en un documento de 1945.

El firmante del artículo José María de Barbáchano Cayuela (Cantabria, 1897 – ¿?) era a  la vez director de la revista «Metalurgia y Electricidad», que había fundado en Valladolid durante el verano de 1937 junto con el  jesuita José A. Pérez del Pulgar y que se ha continuado editando hasta 2012. El vespertino de FET y de las JONS Hierro, publicaba un suelto publicitario el 25 de agosto de 1937 con la lista de todos los colaboradores de la nueva revista en la que figura Pérez del Pulgar como Alta Dirección y Barbáchano como Director Gerente; unos días después, el 4 de septiembre, el diario anuncia la visita a Bilbao de éste último para coordinar la edición de un próximo número dedicado a la villa. En 1962, al cumplirse los 25 años de la fundación de la revista el Régimen le concede Medalla al Mérito en el Trabajo en la categoría de Plata y, en octubre de 1963 es recibido en audiencia por el dictador.

En 1913 Barbachano colaboraba en el semanario ilustrado «La Costa Montañesa» de Santander. En 1920 aparecieron los primeros números de la revista Prosperidad, con sede en Barcelona y bajo el lema «Por Cataluña y para España» en la que figuraba como director. En 1924 participaba en la organización de la Feria de Asturias seleccionando las firmas comerciales e industriales más importantes para la publicación del catálogo «El libro de oro de la economía Astur». Hacia el año 1929 se publicó en San Sebastián su libro «El doctor Asuero, mago de la medicina».

En mayo de 1931 pronunció una conferencia en el ateneo de Valladolid en la que reclamaba «la unión inmediata de Castilla para estar prevenida para los posibles acontecimientos que puedan desarrollarse en la vida española». En 1932 figura como secretario de la Federación Española de las Clases Medias. En ese mismo año, ejerce como comisario de una exposición  de paisajes serranos del pintor Enrique García Medina celebrada en la Casa Charra de Madrid.

Primera página de «¡Madre España!» de José María de Barbáchano.

Primera página de «¡Madre España!» de José María de Barbáchano.

En 1936 aparece su libro «Madre España» con prólogo de José Calvo Sotelo y epílogo de Antonio Juan Onieva. El 14 de noviembre de 1937 participa en el homenaje al general golpista Queipo de Llano celebrado en el teatro Calderón de Valladolid con la presencia del homenajeado. En 1946, ya desde el Ministerio de Comercio, «el primorriverista Barbáchano» como le denomina María del Mar Díaz González participa como director técnico en la organización de la «Exposición de Productos Regionales del Noroeste de España» celebrada en Gijón en agosto de ese año, firmando el prólogo de la publicación editada por la feria.

El famoso puente de Vizcaya.- 1951

Fue iniciativa del arquitecto bilbaíno D. Alberto Palacios, el proyecto fue aprobado por el autor de la torre Eiffel y su coste – a fines del siglo XIX -, no llegó al millón de pesetas.

«El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

Alberto de Palacio y el Puente Vizcaya. «El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

Se habla mucho del Puente de Vizcaya –el Puente colgante, como se le conoce popularmente-, se han editado innumerables fotografías; hasta en algunas obras teatrales del género revisteril ha aparecido como decoración de fondo la ingente mole  de hierro y acero; se admira por todos este magnífico esfuerzo de la ingeniería, pero…

Pero es lo cierto que no todos los españoles saben el origen y la gestación de esta famosa obra de la técnica metalúrgica.

Digamos de entrada que el Puente de Vizcaya fue el primero de sus características que se construyó en el mundo. Esto ya es algo.

La primitiva idea se debe al ilustre arquitecto e ingeniero bilbaíno, ya desaparecido, don Alberto Palacios. Este  señor, enamorado de la ría y de Bilbao, tuvo la iniciativa de llevar a cabo una construcción que trasladase sin rodeos de una a otra orilla de la ría. Y de acuerdo con tal iniciativa formuló un proyecto, que sometió a un grupo de amigos. En el proyecto consignaba un presupuesto de 415.000 pesetas que pronto se vió que era insuficiente.

El proyecto en cuestión del señor Palacios fue llevado a París para ser consultado el ingeniero francés Eiffel, autor de la famosa torre. Este opinó que, en principio estaba bien, salvo algunas fundamentales modificaciones, declarando que era necesario, cuando menos, duplicar la cifra de coste consignada en el presupuesto.

«El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

«El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

Por indicación de Eiffel se llevó el proyecto a su discípulo más aventajado y querido: el ingeniero Monsieur Arnodin. A los pocos meses, Arnodin se trasladó a Bilbao para inspeccionar sobre el terreno.

Era necesario alrededor de un millón de pesetas, cifra poco menos que fabulosa a fines del siglo pasado. En una reunión de ilustres figuras bilbaínas se constituyó la Sociedad Anónima “Puente de Vizcaya”. En la misma reunión se recaudó por derrama entre los asistentes el capital necesario. Se llegó a la cifra de 900.000 pesetas, de las que puso de su patrimonio particular 350.000 pesetas el prócer bilbaíno don Santos Letona, a quien ya se había nombrado Presidente de la Sociedad “Puente de Vizcaya”. Y se acometió la obra, llevándose a cabo la mayor parte de la mecanización en Talleres de Zorroza.

Como consecuencia de la guerra fraticída española, que culminó con la victoria de nuestro Caudillo Franco, el Puente colgante de Bilbao quedó espantosamente mutilado. Se encargó de la reconstrucción al ingeniero de Caminos español señor Aracil, habiendo corrido la parte mecánica a cargo de la Compañía Anónima “Basconia”, y la eléctrica, a cargo de la Casa Eguren. Al mostrarse en principio un poco remisa la Banca local para financiar las obras de reconstrucción, en un bello gesto de bilbainismo, se comprometió a hacerlo la por tantos títulos benemérita Caja de Ahorros Vizcaína, Y la reconstrucción fue felizmente coronada.

En el Puente de Vizcaya hay invertidas dos mil toneladas de hierro, aproximadamente; tiene setenta y dos metros de altura y fue inaugurado en 1893 por la Infanta Isabel.

Su promotor, don Alberto Palacios, construyó la estación de Atocha, de Madrid,  comenzó la estructura del hermoso inmueble del Banco de España, también en la capital.

«El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

«El famoso puente de Vizcaya». Revista Metalurgia y Electricidad nº 172. 1952 / Colección Joaquín Cárcamo Martínez.

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ARCHIVO: Entradas anteriores sobre Alberto de Palacio y el Puente Vizcaya.

El arquitecto Alberto de Palacio Elissague fallece en Las Arenas en 1939

Alberto de Palacio y la reconstrucción del Puente Vizcaya en 1941.

Alberto de Palacio y Elissague en ABC ¿la primera hagiografía (2)

El puente Vizcaya (1893-2023) ha cumplido 130 años

Alberto de Palacio y Elissague en ABC ¿la primera hagiografía?

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