El empresario y comerciante de San Sebastián Miguel Salaverría fue el representante más importante que tuvo la casa Hennebique en España, sobre todo a partir de la primera década del s. XX. Salaverría construyó numerosas obras en Gipuzkoa desde finales del siglo XIX con la patente francesa de hormigón armado. Entre ellas destaca este interesante puente sobre el río Oria en Tolosa que ha llegado hasta nuestros días y que hoy traigo al blog: un tesoro desconocido de Hennebique en Gipuzkoa.
François Hennebique y Miguel Salaverría
En Europa, la técnica del hormigón armado progresaba a lo largo de la última década del siglo XIX en paises como Alemania pero, sobre todo, irradiada desde Francia impulsada por la inteligencia y el empuje comercial de François Hennebique (1842-1921). Este ingeniero y constructor y empresario francés había fundado la empresa que llevaba su nombre, la cual tenía abierta su sede en París desde 1892, año en el que había patentado su sistema estructural de hormigón armado. Su política de expansión le llevó tempranamente a Portugal, donde el ingeniero belga Jacques Monet realizaba «una exposición del invento» en 1894, solicitando la patente en noviembre del año siguiente.
En 1896 la empresa abre su primer Bureau en Madrid, y poco después el ingeniero de caminos, canales y puertos José Eugenio Ribera comienza su dedicación a la patente como concesionario, trabajando, sobre todo en un primer momento, en Asturias. La organización se mantiene más o menos estable hasta que a mediados de 1900, se incorporan dos nuevos concesionarios, ambos en el País Vasco. Son Grimal en Bilbao y Salaverría en San Sebastian. Una de las obras importantes que construye Salaverría es una fábrica de harinas en Rentería en 1903 para Ugalde y Cia., quienes ya habían levantado en 1899/1900 la primera fábrica de pisos construida con hormigón armado en España, la de La Ceres en Bilbao.
Miguel Salaverría, el concesionario donostiarra era un industrial dedicado a la fabricación de mosaicos hidráulicos que acabaría teniendo un protagonismo destacado en la organización de Hennebique a partir del año 1907. De Salaverría y algunas de sus obras importantes se ocupará este blog más adelante.
La Papelera Arzabalza de Tolosa
En 1905, la Sociedad «Soto, Tuduri y Cía.», antiguos manipuladores de papel (parece que con las denominaciones de Manufactura Duras y Soto, Tudurí y Echeverría), pone en marcha una nueva fábrica de papel continuo junto al caserío Arzabalza, lugar del municipio de Tolosa cercano al de Alegia en Gipuzkoa. Un anuncio de 1900, dice que la antigua manufactura Duras, ahora Soto, Tuduri y Echeverría, tiene en Tolosa fábrica de sobres y resmillas, imprenta y litografía.
La sociedad propietaria de esta fábrica se convirtió en 1922 en «Papelera de Arzabalza, S. A.» (aunque en los años treinta se anunciaba como «fundada en 1904») y contaba con una moderna factoría con dos máquinas para la fabricación de papeles de impresión finos y corrientes, acabando de poner en marcha una nueva máquina dotada de los últimos adelantos. En ese año trabajaban 65 obreros en la fábrica.
El puente
Sabemos por la documentación de los Fondos Hennebique que se conservan en el Centre d’Archives d’Architecture Contemporaine de Paris que un puente se había construido en Tolosa -sin precisar más- por el concesionario Miguel Salaverría en 1906, es decir, inmediatamente después de levantarse la nueva papelera. El investigador Marco Segurola nos indica que el paraje elegido para la construcción de la fábrica en Arzabalza se encontraba en la margen opuesta al Camino Real y bordeado de fuertes pendientes con lo que su únicamente podía comunicarse mediante un puente sobre el Oria.
Afortunadamente en los archivos se ha conservado una fotografía del puente recién terminado. Pese a que en el texto de la foto tan solo se indica que está en Tolosa, con ayuda de Juantxo Agirre conseguimos en 2007 localizar el puente en Arzabalza. Aunque la simple inspección visual, constata un deterioro en su estructura, con desprendimientos superficiales del hormigón y algunas armaduras y estribos sin recubrimiento por el paso de los años habiendo perdido también sus barandillas, el puente se encontraba –y se encuentra aún– en aparente buen estado general y sería posible restaurarlo y recuperarlo como un patrimonio único, puesto que no conozco en España ningún otro puente de Hennebique, una vez que en 1983 se perdió su gran obra sobre el Nervión en Bilbao y también desapareció el de San Sebastián.
El puente tiene un solo arco con una luz de 25 metros y muy rebajado. Cabe la duda, por la dificultad para contemplar el intrados, de si se trata de un solo arco o de tres estrechos arcos con los dos espacios intermedios rellenos. El tablero, de mayor anchura por el añadido de dos pequeños voladizos, se conforma en un ligero lomo de asno, cabe suponer que para dejar el mayor gálibo posible para previsibles riadas. Se apoya sobre el arco en la clave y sobre dos alineaciones de pequeños pilarillos acartelados a cada lado, aunque se observan unos tabiques intermedios añadidos con posterioridad. Se conservan también los arranques de los soportes de la barandilla.
Muy posiblemente el puente, que se encuentra inutilizado por las actuaciones urbanísticas realizadas en el entorno, se ha conservado hasta hoy por soportar en uno de sus laterales una conducción de aguas.
ARCHIVO: Entradas anteriores sobre Alberto de Palacio y el Puente Vizcaya.
Los inicios del hormigón armado. El peculiar estribo Hennebique
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Roberto
Trabajo muy interesante.
Joaquín
Gracias por tu comentario, Roberto.